Autor: Doña Josefa Rosalía Luque Álvarez, nació en Villa de Rosario, provincia de Córdoba (Argentina), el 18 de marzo de 1.893 y desencarnó el 1 de Agosto de 1.965.
¡SEÑOR!... ¡EN TI CONFIO!...
¡Confío en Ti cuando la duda airada Como un dardo me hiere el corazón,
Y cuando llega la tristeza helada Confío en Ti, Señor!...
¡Cuando las rosas del amor se mueren Agostadas por recio vendaval, Confío en Ti, Señor,
que si Tú quieres Ellas revivirán!...¡
Los cardales silvestres de la vida Sus espinas me clavan con furor,
Y mi alma temblando estremecida Confía en Ti, Señor!
Yo sé que en tu presencia toda amores Nada falta al vehemente corazón;
Frescura de agua clara, luz y flores Resplandecen en todo su esplendor.
¡Yo bien sé que tu amor vigila atento Sobre esta chispa que de Dios surgió,
Y es por eso que en todos mis momentos Confío en Ti, Señor!...
¡Aunque en sombras de muerte yo camine Doblada de cansancio y de pavor
Tú serás quien mis pasos ilumine Y el que llene de paz mi corazón!
Tú serás el que guíe mis andanzas Por todos los caminos...
¡oh, Señor!
Ya llevando en el alma la esperanza O la cruel y tenaz desolación.
¡Confío en Ti cuando camino a ciegas Entre arenales que calcina el sol!...
¡Tú me das en las dunas o en la vegas De tus aguas el fresco surtidor!
¡Confiaré en Ti aunque sin pan ni techo Me viera abandonada en un erial!...
¡Del seco arroyo el pedregoso lecho Convertirás en pan!...
¡Hasta en la entraña de la roca viva Abrirás un refugio para mi
Y si va mi barquilla a la deriva En la espuma del mar me harás vivir!
Dame Señor que pueda prometerte Esta firme confianza hasta morir.¡
Y que nada, en la vida ni en la muerte Me separe de Ti!
Y que todas mis grandes alegrías Lo mismo que el más íntimo dolor
Sea un himno de eternas armonías Desglosado a tus plantas, ¡oh Señor!............
Y que sean mis lágrimas cual perlas Que en amor se diluyan junto a Ti...
¡Y que puedan tus manos recogerlas Y por todos los mundos esparcir!
El abrazo fraterno, y que este poema que es una plegaría,
llegue al corazón de todos los que necesiten esperanza . . .