Después de un largo día en el trabajo, en la cena mi mamá puso un plato de salchichas y pan tostado quemado frente a mi padre. Recuerdo haber estado esperando ver si alguien lo notaba... sin embargo, aunque mi padre lo notó, seguidamente alcanzó un pan tostado quemado, le sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela. No recuerdo lo que le respondí, pero si recuerdo haberlo visto untándole mantequilla y mermelada al pan y comérselo todo.
Esa noche cuando me levanté de la mesa, recuerdo haber oído a mi madre pedirle disculpas a mi padre por los panes tostados quemados. Nunca olvidaré lo que le dijo: "Cariño no te preocupes, a veces me gustan los panes tostados quemados".
Más tarde esa noche, fui a dar el beso de las buenas noches a mi padre y le pregunté, si a él realmente le gustaban los panes tostados quemados. Él me abrazo y me dijo estas reflexiones: "Tu mamá tuvo un día muy duro en el trabajo, está muy cansada, y además un pan tostado quemado no le hace mal a nadie... la vida está llena de cosas imperfectas y de gente imperfecta... Aprender a aceptar los defectos y decidir celebrar cada una de las diferencias con los demás, es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera... Un simple pan tostado quemado no debe romper un corazón... La comprensión y la tolerancia son la base de cualquier buena relación... Sé más amable de lo que tú creas necesario, porqué todas las personas en este momento están librando algún tipo de batalla y lo más probable es que no nos alcance la vida para aprender lo necesario".
"El camino a la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES, existen semáforos llamados AMIGOS, luces de precaución llamadas FAMILIA, y todo se logra si tienes: una llanta de repuesto llamada DECISIÓN, un potente motor llamado AMOR, un buen seguro llamado FE, abundante combustible llamado PACIENCIA, pero sobre todo un experto conductor llamado DIOS".